Redacción Mercados & Tendencias
“Una transición hacia una economía baja en carbono habla de desafíos clave para América Central, como la lucha contra la deforestación y revertir las tasas de pérdida de biodiversidad”, confiesa Christiana Figueres, secretaria de Cambio Climático de las Naciones Unidas y actual candidata a la Secretaría General de dicho organismo.
Junto con Figueres, analistas del calibre de Lawrence Pratt, ex director del Centro Latinoamericano para la Competitividad (CLACDS); Christian Felber, impulsor de la economía del bien común; Nathalie Girouard, coordinadora para la estrategia del crecimiento verde; Justine Garret, analista en crecimiento verde y políticas de desarrollo sostenible; y Roldan Muradian, Ph.D. en Economía Ecológica, revelan 10 verdades incómodas en materia de sostenibilidad para la región.
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La encrucijada energética
La demanda energética sigue aumentando en la región. Por un lado, los países centroamericanos tienen hasta tres veces la radiación solar que el actual líder mundial en energía solar: Alemania. Por otro, el aceite y demás derivados del petróleo representan la mayor fuente de uso final de energía en América Central: el 45% del consumo de energía primaria.
La decisión no solo depende del Gobierno
¿Son los Gobiernos los que deben producir la transformación final? La idea de que el Gobierno decide y todos los demás lo siguen en una idea colonial, no es moderna. Hay que lograr una visión clara de lo que quiere el país, no el Gobierno, qué quieren los ciudadanos en transporte, qué quieren las empresas, qué es lo que le conviene al país y qué está pasando en otros países.
El cambio no ocurre en una noche
La transición hacia una economía verde ya comenzó, pero no es un proceso sencillo ni rápido, ya que implica la incorporación del medioambiente en todos los aspectos de los procesos de planificación y presupuestos nacionales. Actualmente hay más de 100 proyectos registrados en América Central, que representan casi 9 millones de toneladas de CO2 evitadas, que están atrayendo más inversión extranjera y nuevos puestos de trabajo para la región.
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La economía entera debe ser más eficiente
No es cierto que la región le dé la espalda al tema ambiental, de hecho, todos los países de la región tienen políticas claras en energía renovable, pero requieren aprovechar la energía renovable local para reducir la vulnerabilidad al cambio de los precios del petróleo. Esto no trae costos tan altos comparados con los precios de la energía fósil, pero es un proceso conjunto.
Hace falta ponerse de acuerdo en la implementación
Hay un consenso sobre la necesidad de incorporar el desarrollo sostenible de manera permanente. El problema es el cómo. Muchos que hablan de economía verde quieren ver grandes acuerdos y política valiente, pero la realidad es más confusa. La implementación de la política debe darse de una manera gradual y comunicar claramente los beneficios de la reforma y los costos de la inacción, que también son cruciales para conseguir apoyo para la ejecución.
No es posible abandonar el petróleo
El análisis arroja que abandonar el petróleo parece ser una ecuación inexistente, sin embargo, le conviene a todos los países de la región reducir su factura. Esto mejoraría la balanza de pagos, reduciría la contaminación y disminuiría la dependencia financiera y política.
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Es responsabilidad de las empres buscar modelos más viables
La meta de enverdecer la economía requerirá de mayores niveles de inversión del sector privado, en industrias como la generación de electricidad, el turismo y el transporte sostenible. Entonces la empresa privada debe orientar sus modelos de negocio hacia una dirección más sostenible.
Los gobiernos también deben enviar señales firmes
Así como la empresa privada asume su rol en esta transformación, a los Gobiernos les corresponde entender las tendencias y asegurar que las reglas permitan a negocios más verdes. Para aumentar la inversión del sector privado, los gobiernos deben enviar señales políticas fuertes e inequívocas, sobre la necesidad de tener una economía verde. Esto se logra a través de los precios del carbono, la eliminación de los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles y la implementación de una adecuada y sostenida política que respalde los precios.
No es solo inversión y tecnología
Las tecnologías más limpias pueden facilitar la transición, pero esencialmente esa transición no la veo como un problema financiero o estrictamente tecnológico. La transición es un asunto de cambios en los valores sociales. Los recursos financieros están asignados siguiendo un sistema de valores compartidos y de distribución de la renta y el poder.
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No hacer la transición castiga la economía misma
No alcanzar una economía verde es una deficiencia horrible: encarece los productos y castiga a los consumidores regionales. Uno de los pendientes de la región que ilustran esta realidad es el tema del transporte. Las unidades de transporte público son antiguas, las estructuras de impuestos no favorecen la importación de mejores unidades. Con este panorama, no resultaría conveniente mantener esquemas ineficientes en áreas como deforestación, transporte e incluso desechos sólidos.