Según el analista Julio Raudales, Alianza para la Prosperidad constituye una buena oportunidad para los países del Triángulo Norte que están más necesitados de un ordenamiento claro de políticas que de una bolsa de ayuda.
Los países del Triángulo Norte reciben un promedio equivalente al 2.5% de PIB en ayuda oficial al desarrollo y solo en Honduras este monto es de 5%, solamente comparable con los países africanos, de ahí que más importantes que el monto a recibir lo importante de este nuevo acuerdo son las son las condiciones y en especial la forma en que se definan las acciones para lograr una reducción en la violencia provocada por el narcotráfico.
“Con respecto a la cantidad de recursos he de reiterar que es importante asegurar que lo que apruebe el Gobierno de los Estados Unidos sea un complemento a un mayor esfuerzo financiero realizado con los recursos generados por los contribuyentes de cada país a través de la mejora en la recaudación tributaria”, señalo Raudales
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En Honduras los recursos nacionales destinados al gasto social ascienden a más de US$2,000 millones por año, por lo que “es mejor asegurar que este dinero se focalice de manera adecuada y así, los aportes del gobierno norteamericano servirán para cubrir algunos huecos y no para sustituir lo que no se puede lograr por la mala administración presupuestaria”, recalcó.
Por otro lado, los economistas consideran que al no contar con suficientes fondos provenientes de la Alianza para la Prosperidad, los gobiernos no tendrán otra alternativa que incrementar la deuda interna.
Jaime Diaz, director del Programa Nacional de Competitividad de Guatemala recalcó la donación está condicionado a una serie de compromisos y reformas que deberán realizar los tres países, así como a evaluaciones periódicas para verificar el cumplimiento del Plan.
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Los tres países han realizado reuniones periódicas de cabildeo con diferentes sectores de EE.UU. para presentarles el Plan, los compromisos y avances adquiridos hasta este momento.
En semanas anteriores por ejemplo, una delegación de Guatemala, El Salvador y Honduras viajó a Washington para abrir un diálogo y resolver dudas sobre las acciones de los países con el Plan. En esta cita estuvieron presentes representantes de la sociedad civil estadounidense.
Recientemente El Plan Alianza para la Prosperidad podría sufrir un drástico recorte, por parte del Congreso de los Estados Unidos, que se inclina solo para apoyar el rubro de la seguridad lo que para los analistas resulta motivo de preocupación.