De acuerdo con datos de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), en la región centroamericana el mayor porcentaje del consumo de leña es para cocinar los alimentos, y en menor proporción se utiliza como calefacción y en la pequeña industria.
Asimismo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) resaltó que a pesar de que el uso de leña representa un riesgo para la recuperación de la cobertura forestal, para el ambiente y para la salud humana, es también evidente la necesidad de millones de familias centroamericanas que carecen de alternativas asequibles de energía para la cocción de sus alimentos y otras necesidades básicas.
Debido a esto, Tito E. Díaz, Coordinador de la FAO para Mesoamérica, resaltó la importancia de que los países de la región tengan una mayor inversión en innovación tecnológica y en la gestión sostenible forestal con un enfoque integral de restauración de bosques y paisajes.
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Según el funcionario este enfoque contribuirá a revitalizar las economías rurales y estimular las inversiones privadas en la producción de dendroenergía y dendrocombustibles avanzados y aportará al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y al fomento de una economía verde.
“Es importante considerar el aumento y mantenimiento de la superficie boscosa, así como el fomento de plantaciones forestales energéticas y el uso de cocinas de leña limpia y eficientes, para facilitar el acceso de millones de personas a energía más económica, fiable y renovable”, agregó Díaz.
Según la datos del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), la leña es la fuente de energía primaria para aproximadamente 18 millones de habitantes, principalmente de familias rurales, de Guatemala, Honduras y Nicaragua, quienes utilizan este recurso energético.
A nivel centroamericano, se informó, que el uso de biomasa como fuente de energía tiene una alta relevancia, con unos 22.5 millones de personas que dependen de la leña para satisfacer sus necesidades básicas.
Por ejemplo, el Perfil Ambiental y Sistema de Cuentas Ambientales expone que el 95% de la madera consumida se extrae de forma no controlada y de este volumen el 76% se usa para leña y el 24% para otros usos de la madera. Frente a este panorama, Guatemala ha desarrollado planes de uso sostenible de leña y una estrategia y política nacional para el uso sostenible de este recurso energético.
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Por otro lado, en Honduras, para 2011 el consumo de leña alcanzó 43.19%. La precariedad económica junto a las prácticas culturales explican que en el área urbana de Francisco de Morazán, una de las principales ciudades del país, la leña sea la segunda fuente de energía más usada, según datos del INE Honduras. Por ello, el Gobierno impulsa el programa social llamado “Vida Mejor” que fomenta el uso de eco fogones y ha destinado US$20 millones anuales para proveer de fogones limpios a 800 mil familias pobres hasta el 2018, y así reducir los impactos negativos a la salud humana y al ambiente.
Además, en el marco del Programa Estratégico Regional para el Manejo de los Ecosistemas Forestales (PERFOR) de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), se promueve que los países trabajen con las unidades ambientales municipales en el fortalecimiento de sus capacidades técnicas para proponer y mejorar la producción de energía en bosques comunales.