Este es el caso de El Salvador, pese a que se mantiene como el país con menor IED de Centroamérica, ha podido aumentar la inversión extranjera, en comparación con el primer trimestre de 2014, casi nueve veces más (de US$14 millones a US$138).
También esto ha sucedido en Panamá, donde la IED se incrementó en un 18%, y lo mismo en Honduras, en un 3%.
Esta es una situación anómala para los países latinoamericanos en este semestre, pues en general la inversión extranjera directa ha disminuido un 21%, de US$112 millones a US$88 millones.
Esta disminución se debe sobre todo, según el informe “La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe”, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), a la caída de las inversiones en la minería y en hidrocarburos por la reducción de los precios internacionales.
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Asimismo, la desaceleración de China y el crecimiento económico negativo de la región (-0,3%) han tenido repercusiones en la IED.
En Guatemala, la inversión directa ha decrecido un 26%, y en Costa Rica, un 2%.
La inversión extranjera directa que sale de América Latina y el Caribe también se redujo (-7%) durante la primera mitad de 2015. Sin embargo, en este caso hay una mayor heterogeneidad en el comportamiento de las inversiones realizadas por empresas translatinas.
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En Guatemala, por ejemplo, las inversiones directas al exterior aumentaron en 18 millones (+21%), mientras que en Costa Rica disminuyeron un 60%.