Desde la crisis de 2008, las condiciones externas del mercado mundial son las mejores. El bajo precio del petróleo mantendrá baja la inflación y la recuperación del principal socio comercial de la región, Estados Unidos, favorecen para que los países centroamericanos refuercen su sostenibilidad financiera y sus marcos cambiarios.
Con ese mensaje comenzó el subdirector general del FMI, Mitsuhiro Furusawa, la XIII Conferencia Regional de Centroamérica, Panamá y República Dominicana, organizada por el FMI, el Banco Central de Reserva (BCR) y la Superintendencia del Sistema Financiero de El Salvador.
Sin embargo, la conclusión de esta conferencia es que Centroamérica no ha aprovechado tales condiciones de la mejor manera y su crecimiento pudo haberse acelerado; para ello, es indispensable una mayor inversión privada y reformas que fortalezcan la producción y las mejoras en infraestructura, capital humano, seguridad y gobernanza.
Otro de los puntos preocupantes señalados por el FMI es le deuda pública, que crece y cuyo proceso se vuelve cada vez más complejo. En la medida que la deuda pública siga creciendo, “habrá menos recursos para proyectos productivos”, explicó Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.
Al cierre de 2014, la deuda pública de El Salvador ascendía a US$15,6 billones, un 63% de su PIB; mientras que la del gobierno costarricense era de US$10,4 billones. Y para mediados de 2015, la deuda pública de Panamá era de US$18,2 billones y la de Honduras de US$7,1 billones.
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Werner enfatizó que el desarrollo de la región pasa por equilibrar la deuda y la producción, y que en estos momentos la deuda puede llevar a efectos nocivos en la economía, sin poder pronosticar si a un corto o mediano plazo.