Cada vez son más las grandes naciones que, como Estados Unidos, han alcanzado su PIB potencial y se disponen a superarlo. A pesar de ello, no se pueden negar las preocupaciones que flotan y cada vez flotarán más en el ambiente. La primera es el estancamiento de los salarios reales y la lentitud en la recuperación de la productividad. Otra importante son los riesgos geopolíticos de líderes imprevisibles y escépticos ante la globalización como Donald Trump, vuelcos inesperados como el Brexit o crisis territoriales como la de Cataluña.
Los expertos sostienen que este año el crecimiento económico se verá marcado por cino aspectos:
Un fuerte crecimiento, empleo y baja inflación: el Fondo Monetario Internacional (FMI), con mucha prudencia, sostiene que en 2018 un año donde el PIB global habrá aumentado un considerable 3,7%. El origen de este crecimiento? Esencialmente, el propio impulso de la recuperación económica, el fortalecimiento de la demanda sobre todo en China y en los países desarrollados y, en términos más globales, el incremento de la confianza y la actividad de los inversores, la reactivación de la producción industrial, la mejora en el acceso al capital y las condiciones de financiación y, por fin, unos precios del petróleo que, a pesar de su recuperación, se mantendrán el año próximo por debajo de los niveles de 2010.
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El estancamiento de los salarios reales: que no va a mejorar sustancialmente en 2018, se ha enquistado sobre todo en los países desarrollados, después de la fuerte caída que sufrieron con la primera embestida de la crisis mundial en 2008 y 2009. La causa general es la lenta recuperación de la productividad.
Reformas estructurales: los momentos de fuerte crecimiento económico y recuperación pueden convertirse en oportunidades para hacer reformas en los países que las necesitan. Con certeza, en los Estados desarrollados, 2018 será el año en que se debatan nuevas medidas fiscales progresivas y de eficiencia del gasto que contengan el galope de la desigualdad, muy especialmente allí donde los salarios reales avancen menos y donde las cifras de paro, pobreza y precariedad sean elevadas.
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Nuevos estallidos geopolíticos y gobiernos contra el comercio: dejamos un año donde hemos vivido, debido a crisi geopolíticas. Muchos de estos conflictos han generado consecuencias económicas inesperadas. Es imposible prever las sorpresas que nos deparará el año que viene, pero también es ingenuo asumir que no habrá más o que no jugarán un papel importante.
El principio del fin del lavado de dinero y la evasión fiscal: culmina el asedio contra los paraísos fiscales. El año pasado se decía que en 2017 se pondría en marcha un estricto protocolo internacional llamado CRS (Common Reporting Standards), que exigiría que las entidades financieras, incluidas las gestoras de activos y las aseguradoras, compartieran los datos fiscales de sus clientes automáticamente con las agencias tributarias de los Estados donde residen.