Según el experto, en gran parte del continente americano, más del 40% de los jóvenes carecen de trabajo. Peor aún, seis de cada 10 se encuentran en el llamado trabajo “informal”, lo que significa que no existe un contrato adecuado o una seguridad social vital, ya sea atención médica o cobertura de pensión. De hecho, alrededor de una quinta parte de los jóvenes de América Latina, o casi 30 millones de personas, son “NINI”, es decir, ni tienen empleo ni están comprometidos con la educación o la capacitación.
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Herranz resalta que ante un problema de esta escala, tanto el sector público como el privado, deben trabajar juntos para crear oportunidades. Algunas iniciativas han comenzado a ganar impulso, especialmente los programas de preparación para el trabajo, sin embargo, la informalidad sigue sin ser enfrentada como debería. Casi 140 millones de latinoamericanos, alrededor del 55% de la población activa, trabajan en la llamada economía “informal” y alrededor de 241 millones de personas no tienen acceso a la protección social.
¿Qué se puede hacer? El directivo de Addeco enfatiza que se puede comenzar por simplificar y desentrañar las normas y estándares laborales excesivamente complejos y altamente burocráticos que sofocan las economías y la innovación en gran parte de nuestro continente.
“Esto significa implementar reformas para impulsar la competitividad y garantizar los derechos de los trabajadores como prioridad de nuestra agenda política”, asevera el experto, quien resalta el ejemplo de países como Dinamarca, donde los marcos regulatorios pueden brindar protección y flexibilidad al mismo tiempo.
Además, asegura, se necesitan políticas activas de empleo para promover la formación y la capacitación, ya que tales movimientos tienen beneficios comprobados e incluso pueden estimular el espíritu empresarial.
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En adición, debe haber más reconocimiento del rol que juegan las agencias de empleo, que pueden impulsar las oportunidades de empleo para los jóvenes. Los datos muestran que el 40% de los jóvenes que comienzan a trabajar con servicios de empleo privados se trasladan a un puesto permanente en la empresa cliente. Además, se sabe que los países con vínculos estrechos entre los servicios de empleo privados y públicos demuestran una mayor eficiencia y calidad.
Herranz resalta el caso de Argentina, país que busca dar forma a lo que podría ser uno de los mercados laborales más progresivos de la región. Este año, el Ministro de Trabajo de Argentina, Jorge Alberto Triaca, ha propuesto cambios para cumplir verdaderamente con las demandas del mundo actual y crear un entorno que promueva la seguridad y la empleabilidad de los trabajadores a la vez que permita que los negocios se incrementen.
Sus reformas incluyen la simplificación de las leyes laborales, la ratificación del Convenio 181 de la OIT, que permite a las agencias de empleo privadas operar dentro de directrices claras, y la introducción de políticas activas del mercado de trabajo.
Además, los planes del país sudamericano incluyen la cooperación entre los servicios de empleo públicos y privados, centrándose en la inclusión e implementando políticas que promuevan el acceso e integración de todos los trabajadores en función de su capacidad e independientemente de su edad, género o etnia, y mucho menos de deterioro físico o mental.