Carolina Benavides
En cuanto al estado actual de la construcción, las naciones de Centroamérica y del Caribe se encuentran estables y han podido ir recuperándose de la crisis económica vivida años atrás, en mayor o menor medida.
En el 2015, la industria tica tuvo un buen desempeño, según datos del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA), en donde se indica que se registraron 9.183.545 m2, mientras que en 2014 fue de 8.038.173 m2 y, en el 2013 de 7.467.513 m2.
Uno de los factores que más está perjudicando en materia de construcción a los costarricenses es el rezago en infraestructura, principalmente en la vial. Según expertos en el tema, uno de los mayores problemas de esta situación es que el Estado no tiene la capacidad de ejecutar obras, pese a que los recursos están disponibles.
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El proyecto San José – San Ramón es uno de los ejemplos más claros de lo anterior, pues la publicación del cartel se dio en febrero del 2002, la recepción de ofertas en enero del 2014 y hasta la fecha no se han iniciado las obras.
Por su parte, Panamá cuenta en 2016 con un panorama halagador, en comparación con años anteriores, principalmente por el impulso de los proyectos de obra pública. Entre las inversiones importantes en infraestructura destacan la de la ampliación del Canal que se inauguró en junio pasado, la construcción de la línea dos del sistema de transporte Metro, la edificación del cuarto puente sobre el Canal de Panamá, entre otros.
En cuanto a la construcción guatemalteca, esta cerró el 2015 diversificándose hacia otros tipos de edificaciones principalmente del sector privado, por ello en el 2016 se están desarrollando varios proyectos verticales, como Mariscal 1, Centro Vivo, Modus Vivendi y Lubia. Para este 2016, los guatemaltecos estimaron que habrá un leve incremento de un 3% a un 3,5% en el PIB en el rubro, en comparación con 2015.
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Según Pedro Prado, analista económico de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes), a partir del 2011 la actividad empezó a mostrar una tendencia positiva hacia el alza. Sin embargo, no ha demostrado el dinamismo que se esperaba.
Por su parte, Nicaragua, pese a que es uno de los países más rezagados de la región centroamericana, este año se encuentra impulsando grandes proyectos gracias al monto destinado para el Programa de Inversión Pública (PIP) 2016, que alcanza más de US$600 millones.
La construcción salvadoreña sigue resistiendo los embates que provocó hace siete años la crisis económica, situación a la cual no se ha logrado recuperar. Uno de los problemas es la tramitomanía, pese a que se aprobó la Ley de Agilización de Trámites para la construcción en 2013, aún sigue sin funcionar, lo que continúa provocando que algunos inversionistas congelen sus proyectos.
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De acuerdo con un informe realizado por el Banco Davivienda, en El Salvador, para 2016 se espera una aceleración del sector en este país, que sería impulsada por la ejecución de US$750 millones para proyectos de infraestructura vial, hospitalaria e intervenciones logísticas.
Por su parte, Honduras en 2016 apuesta por proyectos que el gobierno ejecutará mediante la modalidad de Alianzas Público -Privada (APP), como lo es el Centro Cívico Gubernamental, que es un modelo que asocia la infraestructura con sistemas de apoyo al Estado.
Según explicó el Ing. Juan Carlos Sikaffy, representante del Consejo Nacional de Inversiones de Honduras, la construcción ha evolucionado en la última década, pues las edificaciones hoy son más amigables con el ambiente, los tiempos de ejecución han disminuido por la utilización de acero estructural, pero donde el cambio ha sido más notorio es en el modelo económico.
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En el caso de República Dominicana, el 2015 fue un año positivo para la industria debido al ritmo de expansión de 17,1% en su valor agregado, en comparación con el registro interanual del 13,8% durante el 2014, según cifras presentadas por el Banco Central de esta nación.