De acuerdo con el Foro Económico Mundial (FEM) una de las prioridades que tienen hoy las organizaciones es “transformarse en una organización innovadora”, pero muchas veces se pone tanto esfuerzo en ser “innovador” que se pierde el foco en el verdadero beneficio. La innovación no es un fin en sí misma, sino un medio para lograr resolver problemas que limitan la capacidad de transformar la organización en un ecosistema más eficiente, competitivo, productivo o relevante.
La verdadera necesidad que tienen las empresas no es “innovar”, “transformarse”, o “ser disruptivas” sino ser más relevantes para sus clientes; resolver los problemas que limitan su crecimiento; o crear más valor para el mundo, la innovación, transformación o disrupción son solo herramientas que permiten hacer esto.
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Hoy existen varios modelos sobre cómo implementar procesos de innovación dentro de una organización, desde fomentar colaboraciones con empresas externas hasta la creación de equipos multidisciplinarios, pero en todos estos modelos tienen una coincidencia: todas las personas en una organización tienen la responsabilidad de innovar. Para hacer esto, se requieren de habilidades distintas a las que normalmente tienen los líderes de hoy.
Según la encuesta “El Estado de la Innovación Insitum” solamente 30% de los líderes de innovación reconocen haber desarrollado habilidades expertas para implementar proyectos de innovación en su propia organización. Con base a datos del FEM se han detectado cuáles son las principales habilidades que se requieren para hacer innovación, esto con el fin de poder detectarlas, desarrollarlas y explotarlas en los equipos de trabajo que se conformen alrededor de iniciativas innovadoras.
1. Obsesivamente observador. El hecho de ser sensible a los detalles y cuidadoso al observar todo lo que ocurre a su alrededor nos permite detectar problemas que nadie más ha visto. Cuando uno es suficientemente paciente y logra dominar el arte de observar, entiende mejor el mundo, conoce mejor por qué suceden las cosas; y permite descubrir problemas, oportunidades y necesidades que no han sido satisfechas. Como dijo Peter Drucker, “Perception is more important than analysis” (la percepción es más importante que el análisis).
2. Empatía e interés por los demás. Nuestra capacidad de sentir lo mismo que siente la otra persona nos hace más cercanos a sus necesidades y nos permite conocerlos mejor. Por esta razón las innovaciones más trascendentales, desde el Internet hasta Facebook, han surgido a partir de una persona que se hizo experta en los problemas, necesidades, deseos, y percepciones de otros. El diseño inspirado en el usuario nunca podrá fracasar.
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3. Curiosidad y aprendizaje constante. La gente más innovadora es curiosa por naturaleza y no restringe su deseo por investigar, aprender y explorar situaciones nuevas y desconocidas. Esto permite “coleccionar” ideas y referencias que son la materia prima para el proceso creativo. Sin información no se puede diseñar y entre más información tenga, mayor será tu producción creativa.
4. Insatisfacción con el statu quo. La habilidad de cuestionar constantemente el mundo actual, ser crítico de los detalles y nunca acostumbrarse a la realidad actual es una habilidad indispensable para notar problemas que se pueden mejorar. El tener un ojo crítico para todo producto, marca, interacción, experiencia o solución es parte de la búsqueda constante que se requiere para lograr una mejor solución.
5. Creatividad y pensamiento divergente. Una de las habilidades más reconocidas y útiles para innovar es la capacidad de generar ideas diversas y originales. A esto se le llama “pensamiento divergente” y surge a partir de nuestra capacidad para multiplicar y combinar ideas. La gente que no tiene miedo a generar soluciones (buenas, malas, ridículas, imposibles o geniales) es aquella que más creativa es.
6. Tolerancia a la incertidumbre. Muchas veces, el proceso de innovación está lleno de incertidumbre, y la gente más innovadora brilla cuando trabaja en problemas poco definidos, complejos y con alta incertidumbre. El tener un razonamiento de “detective” nos motiva a generar soluciones posibles aunque no tengan necesariamente una justificación o fuente de respaldo confiable detrás.
7. Poco miedo a experimentar, prototipar. Nadie puede generar ideas sin antes experimentar con ellas—aunque sea a un nivel hipotético. Muchas veces el innovador prefiere hacer que planear. Esta capacidad de ejecución (prueba y error) le permite aprender más rápido, generar más ideas y desarrollar soluciones más certeras que otras personas que solo se enfocan en la planeación.
8. Optimismo y pensamiento futuro. La certeza de que cualquier idea es posible, y de tener una conexión emocional con la solución final permiten ver el futuro mucho antes que otros. La gente innovadora es naturalmente optimista y siempre apuesta por hacer vivir una idea y no matarla antes de tiempo.
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La región tiene a sus representantes
La revista Technology Review del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) presentó a los 35 Innovadores más influyentes de Latinoamérica del 2017 menores de 35. Conozca a los representantes de la región.
– Juan Carlos Noguera (Guatemala): Sus avances en impresión 3D podrían sacar la tecnología del mercado nicho y revolucionar la fabricación.
– Arianna Salazar (Costa Rica): Analiza el movimiento de los habitantes de una ciudad de forma pasiva para que el diseño de las urbes responda a sus necesidades.
– Rainier Mallol (República Dominicana): Su IA predice dónde surgirán los próximos brotes de dengue, Zika y Chikungunya.