Mariela Montero
Ir a un hospital privado, pagar impuestos o consumir pollo, pasta o queso en Costa Rica es más caro que en cualquier otro país de Latinoamérica, esto según un estudio de la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Privado (UCCAEP) en conjunto con el programa Estado la Nación.
Y aunque ser costoso no es una desventaja en sí misma, Jorge Vargas, director a.i del Estado la Nación destaca que para un país con el perfil de Costa Rica, que es de ingreso medio, vive una transformación productiva y tiene una competitividad vulnerable, ser caro es inconveniente.
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“Somos un país caro, pero somos inconvenientemente caros porque no tenemos el desarrollo para darnos ese lujo. Tenemos niveles de precios que no concuerdan con el nivel de desarrollo que tenemos” señaló Vargas.
Por otro lado el experto reconoce el hecho de que el sector empresarial reporta un rápido encarecimiento con consecuencias sobre inversión, empleo y ganancias, considerando datos de la encuesta ‘Pulso Empresarial’ de UCCAEP.
Según el experto, el precio de la electricidad es uno de los mayores detonantes y el sector hotelero uno de los más afectados por su mix de costos.
Costosa inconveniencia. Para Vargas lo preocupante es que el país es caro considerando sus niveles de productividad y desarrollo y sumado a que no posee commodities estratégicos y con el agravante de que no ha superado dilemas sociales básicos.
“Hemos mejorado las condiciones de vida pero la pobreza medida por ingresos está estancada hace 20 años… tampoco hemos hecho un buen trabajo en el mercado laboral; una tercera parte de la fuerza de trabajo está en el sector informal” agrega.