Marcela Jiménez
“Un aspecto básico en las acciones de cooperación radica en la garantía buscada por los organismos y países cooperantes en el sentido de los recursos ofrecidos sean efectivamente empleados en la consecusión de las metas perseguidas con sus aportes”, advierte con firmeza Jorge Mora, Director de FLACSO en Costa Rica.
Aunque Mora advierte que es difícil determinar la magnitud del impacto de la corrupción en la inyección de fondos sobre la región, sí es claro que todos los factores asociados estarán presentes en el futuro de la cooperación, “sobre todo en aquellos países en los cuales han aparecido escándalos de corrupción en los que aparecen involucradas autoridades gubernamentales y relevantes programas institucionales”, comenta el experto.
En Costa Rica: Solís destaba corrupción estatal y pide espacio para gobernar
Las palabras de Mora son ratificadas por Humberto López, director del Banco Mundial para Centroamérica, quien hace incapié en que “la corrupción es un gran enemigo del desarrollo”. Según explica, en los últimos años la entdidad ha empleado fondos superiores a los US$2.5 mil millones en la región, sin embargo mantiene una política de “cero tolerancia” hacia la corrupción.
“De hecho hacemos todos los esfuerzos posibles para que nuestros proyectos se desarrollen en un marco institucional transparente. El dinero de los préstamos de inversión deben destinarse únicamente a los fines para los cuales fue concedido, por ello velamos para que se cumplan las normas de adquisiciones y contrataciones en los proyectos financiados”, afirmó.
Historia incómoda. Centroamérica tiene una larga lista de acontecimientos que manchan su credibilidad en este tema. El más reciente escándalo de la SAT en Guatemala ha inundado los titulares de la prensa en las últimas semanas, pero a este se suman escándalos vinculados con expresidentes en Costa Rica y un golpe de Estado en Honduras, para nombrar algunos, sólo en la última década.
En Guatemala: Los dos miedos que la mafia de la SAT reavivó en Guatemala
Las consecuencias de esto quedaron evidenciadas en diciembre del año anterior, cuando el último Í;ndice de Percepción de la Corrupción señalaba a Centroamérica como una región “altamente corrupta”, ocupando Nicaragua (133), Honduras (126) y Guatemala (115) las posiciones menos privilegiadas de los 175 que evalúa el ranking.
Y es que la corrupción es un factor con consecuencias drásticas para la cooperación internacional, señaló el director de FLACSO. “Lo ha sido así en el pasado y lo seguirá siendo, es un aspecto básico en las acciones de cooperación y radica en la garantía buscada por los organismos y países cooperantes de que los recursos ofrecidos sean efectivamente empleados en la consecución de las metas”, apuntó.