Con una ceremonia llena de música y bailes nacionales, Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo tomaron posesión de los cargos de presidente y vicepresidenta este 10 de enero en Nicaragua; luego de que en las elecciones pasadas resultaran ganadores, pese a un abstencionismo del 70%.
En la misma Plaza de la Revolución, donde en los años 80 el Frente Sandinista de Liberación Nacional celebró el derrocamiento de Somoza; fue impuesta por tercera vez consecutiva la banda presidencial a Ortega para un nuevo período de cinco años.
Una vez juramentada la pareja, el presidente designó a su esposa para que ofreciera un breve discurso. Murillo solo agradeció a Dios, a las familias y dijo que era una inmensa responsabilidad el cargo. “Quiero decirle a las mujeres que aquí vamos, vamos juntas, hemos avanzado, hemos crecido y tenemos el futuro por delante para crearlo juntas”, expresó.
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Luego siguió el discurso del reelecto Presidente, el cual tuvo más de una hora de duración y en el que abordó temas de siempre, desde William Walker hasta las elecciones de 2006. Poco profundizó en las problemáticas y se limitó a indicar que fortalecerá su modelo de diálogo con el sector empresarial y los sindicatos de trabajadores.
También mencionó la sentencia de la Corte Internacional de Justicia que condenó a Estados Unidos a pagar US$17 mil millones por financiar la guerra de la Contra. Asimismo, recordó los acuerdos de paz que pusieron fin a la guerra civil en Nicaragua y defendió al actual presidente del Consejo Supremo Electoral, Roberto Rivas, su principal aliado en las elecciones.
Ortega señaló que Rivas avaló a los gobiernos de Arnoldo Alemán (1997-2002) y a Enrique Bolaños (2002-2007), a pesar de que los sandinistas supuestamente presentaron pruebas de que se cometieron fraudes en ambas elecciones.
“En aquellos tiempos el doctor Roberto Rivas gozaba de todo el aprecio, tenía visa libre para los Estados Unidos, pero cuando ya le tocó reconocer la victoria de los sandinistas dejó de ser bien visto”, afirmó.
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Pocos mandatarios asisten a ceremonia
La presidenta de China-Taiwán, Tsai Ing-wen; el de Venezuela, Nicolás Maduro; el de Honduras, Juan Orlando Hernández; el de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, así como el de Bolivia, Evo Morales, fueron los únicos mandatarios que se presentaron a la toma de posesión presidencial.
Los demás fueron delegados de 13 países, entre los que se destacan el ministro del Interior de Rusia, Vladimir Kolokoslev, y el número tres del régimen de Corea del Norte, Choe Ryong Hae. Además, el gobierno recibió críticas, porque entre los invitados especiales estuvo el ex presidente de El Salvador, Mauricio Funes, investigado en su país por corrupción, y quien actualmente está asilado en Nicaragua.