Redacción/EFE
El libro “El legado de la crisis: opciones política en un entorno favorable” del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) concluyó que el reto de estas naciones es aprovechar este momento.
Las perspectivas de crecimiento de la economía estadounidense, proyectadas en 3.6% para este año, es el principal ingrediente de la buena racha económica por la que pasa el istmo y dada la dependencia que tiene la región de Estados Unidos, el fenómeno la obliga a moverse a un buen ritmo.
Para el caso, el estudio expone que el 35% del Producto Interno Bruto (PIB) de la región se origina a partir de las relaciones económicas con su socio del norte.
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Aparte de la mejora en las perspectivas de crecimiento de EE.UU., la reducción de los precios del petróleo, que en seis meses mostraron una caída de 60%, es otro de los elementos importantes que hacen vaticinar un mejor panorama para las economías regionales, importadoras netas todas del carburante y sus derivados.
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En sintonía con ello, las importaciones disminuirán en términos de volumen y valor las exportaciones centroamericanas mostrarán un incremento. Sin embargo, la complicada situación fiscal de estos países, reflejada sobre todo en el crecimiento de la deuda y del déficit, es el principal problema.
De acuerdo con las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) la región crecerá este y el próximo año a un ritmo del 4 %. Tasa que podría mejorar si los países aprovechan las condiciones del contexto internacional actual.