Diego Solís, Consultor e investigador especializado en Geopolítica. Profesor de Posgrado en la Universidad F. Marroquín de Guatemala.
Bendecida geográficamente por sus espectaculares ríos, entre los cuales destacan el Rio San Juan—el cual se origina en el Lago Nicaragua y desemboca en el mar Caribe—y el Rio Grande de Matagalpa, naciendo en la selva negra del altiplano nicaragüense, en el Departamento de Jinotega, y desembocando—al igual que el Rio San Juan—en el mar Caribe.
- Nicaragua cuenta con una ventaja geopolítica única en el istmo: sus ríos fluyen de oeste hacia el este, lo cual hace que la posición sea única; aunque estos ríos sean importantes, la ruta seleccionada empezaría desde el rio Brito, atravesando el Lago de Nicaragua, extendiéndose en las planicies de la costa caribeña, terminando en Punta Gorda en la Región Autónoma del Atlántico Sur.Sin embargo, es imperativo comprender el por qué Nicaragua—a excepción de Panamá—tiene ventajas geográficas sobre el resto del países del istmo para la hipotética construcción del canal. Nicaragua tiene una perfecta conexión, entre su sistema de ríos, que conectan desde el Océano Pacifico con el Lago de Nicaragua y del Lago de Nicaragua con en el mar Caribe (y sin obstáculos topográficos).
- Existen rutas y entradas alternas, incluyendo San Juan de Nicaragua, Vanedo Island y Cayman Rock; y
- Ningún país del istmo—excluyendo a Panamá—tiene esas ventajas geográficas: las cordilleras de sus vecinos, Costa Rica y Honduras, evitan que haya una conexión entre sus sistemas de ríos con el Océano Pacifico y mar Caribe.
Pasemos de la política a la geopolítica. El presidente Daniel Ortega, conforme sus pasadas administraciones, ha venido acumulando suficiente poder y capital político para llevar a cabo este proyecto.
Ahora, ¿cómo podríamos imaginarnos la hipotética influencia geopolítica de Nicaragua si se da este proyecto de gran envergadura? De concretarse este proyecto, podemos esperar a una China mucho mas asertiva e inclinada a una visión más geoestratégica, aparte de lo que ya ha sembrado comercialmente en Latinoamérica.
A pesar de las relaciones diplomáticas de Nicaragua con Taiwán, China podría jugar un rol crucial si el billonario hongkonés, Wang Jin—líder del proyecto—, decide solicitar préstamos a los bancos más grandes de China para financiar el canal.
En cambio, Estados Unidos—cuya posición es escéptica— estará vigilando con una lupa, el respeto y cumplimiento de los derechos humanos de las comunidades (tal y como el gobierno guatemalteco está pagando las consecuencias por el desalojo de sus comunidades indígenas cuando se construyó la hidroeléctrica de Chixoy) que estarían siendo desalojadas; tal desalojo forzoso y violento, podría causarles serias brechas al Presidente Ortega y al balance geopolítico y pragmatismo económico que, por ahora, ha logrado mantener con Estados Unidos.
Finalmente, Rusia—también pendiente del proyecto—podría utilizar a Nicaragua, como una posible salida al mar, albergando una flota marina —como utilizan el puerto de Latakia en Siria—, con opciones a una base aérea.
Y Brasil, junto con poderes regionales como México y Colombia, podrían buscar invertir más en infraestructura dentro del canal en conjunto con el empresariado centroamericano. Aunque de nuevo, todo esto es, utilizando nuestra imaginación geopolítica.