Amanda Rodas
La economía de El Salvador podría estar en una bomba de tiempo, aseguran analistas. Por un lado, la deuda llega a más del 60 % del PIB; por el otro, factores como el alto desempleo, el retroceso en más de 10 puestos en competitividad, problemas en pensiones y un sistema financiero deteriorado, complican el panorama futuro para la economía salvadoreña.
La situación ha obligado al presidente Salvador Sánchez Cerén a declarar la noche del 10 de octubre en “emergencia” al país durante una cadena nacional, en la que además presionó a la Asamblea Legislativa para que apruebe la emisión de bonos por US$1,200 millones antes de finalizar el 2016, para evitar que el país tenga “consecuencias negativas de mayores dimensiones”.
Los bonos servirían para saldar deudas de corto plazo que tiene el país. “No hay manera de que el gobierno pague pensiones si no es con deuda”, afirmó el ministro de Hacienda, Carlos Cáceres, a los diputados de la Comisión de Hacienda ayer en la Asamblea Legislativa.
Sumando a ello, la calificadora de riesgo Standard & Poor’s Ratings colocó el 8 de octubre pasado al país en lista de Revisión Especial, con calificaciones soberanas de largo plazo en moneda local y extranjera de ‘B+’, y de corto plazo en moneda local y extranjera de ‘B’ de El Salvador.
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“Si no logran acuerdos sobre la reforma fiscal, entre otras, que ayuden a estabilizar el acceso del gobierno a liquidez, contener el reciente aumento de su nivel de deuda e impulsar la confianza de los inversionistas, podría llevarnos a una baja de calificación”, indicó la calificadora. Y es que como resultado, la deuda de corto plazo emitida en el mercado local (Letras del Tesoro) totalizan US$1,000 millones.
“Podríamos bajar las calificaciones en uno o dos niveles si nuestra evaluación institucional de El Salvador y nuestras proyecciones del perfil financiero del gobierno se debilitaran. Por el contrario, podríamos estabilizar las calificaciones si las negociaciones exitosas derivan en una política fiscal más fuerte, avances en la reforma de pensiones y medidas para abordar los problemas de gestión de deuda”, concluyó la firma.
Roberto Rubio, analista económico y director de FUNDE, argumenta que este menú de malos sabores le indica a un Gobierno que se está en “una bomba de tiempo” que al no resolver todos seremos afectados.
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“La deuda se incrementa y al aprobar más deuda nos estaríamos poniendo la soga al cuello. Este Gobierno es el que ha tenido mayor liquidez en sus manos, pero la mala administración nos está pasando factura muy grande”, aclara.
Para Julia Evelyn Martínez, analista económico y político hablar sobre el rumbo de la economía salvadoreña es recordar que la coyuntura caracterizada por brechas de desigualdad y las tasas de bajo crecimiento económico son resultados de una acumulación de medidas económicas y decisiones, lo cual asegura es un problema estructural, gestado durante décadas.
“Al buscar nuevas alternativas para mejorar el rendimiento económico de un país como El Salvador, inclinamos la mirada hacia los emprendimientos colectivos, empresas solidarias y una política fiscal más eficiente, de que se puede, se puede, una vez se haga con mucha responsabilidad y trabajo”, indica.
Pese a ello el mandatario salvadoreño seguirá buscando acuerdos para encontrar las soluciones a la situación financiera, y sostuvo que no hay retroceso en la propuesta que ha hecho el gobierno de hacer una reforma a las pensiones, con la cual buscan establecer un sistema mixto, pese al rechazo de la oposición y sindicatos de trabajadores.
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