Amanda Rodas y Raquel Cortez
Doris Rodríguez, gerente de Inteligencia Industrial de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI) recalca que las cifras no demuestran un freno a la inversión extranjera, sino un estancamiento.
“El país tiene años sin recibir un flujo importante de inversión extranjera. Desde la perspectiva de la ASI, el país está fuera del radar de los inversionistas, no somos una opción para que los inversionistas decidan traer sus capitales al país” explicó.
Según Rodríguez esto se da, entre otras razones, porque el país no cuenta con un adecuado clima de negocios, la tramitología ha empeorado, el tema de inseguridad se ha convertido en la carta de presentación del país a nivel internacional y por tanto eso afecta su imagen ante los inversionistas, a pesar de tener geográficamente una posición privilegiada.
Cepal detalla que entre 2013 y 2014, las inversiones desde el exterior casi se duplicaron en El Salvador, pasaron de US$179 millones en 2013 a US$275 millones en 2014, sin embargo al revisar las cifras del resto de la región, los niveles siguen siendo muy bajos.
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Panamá obtuvo el 45% del total de ingresos del exterior para toda la región, US$4,719 millones, incluso Guatemala y Honduras reflejaron un aumento en cuanto a inversión extranjera directa (IED), US$1,396 y US$1,144 millones, respectivamente. Nicaragua creció 25% respecto a 2013, obtuvo US$840 millones.
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En el caso de El Salvador, advierte la vocera, lo que sucede es que hace falta una política de atracción de inversiones. “No ha habido un plan en el cual ya se tengan identificados a posibles inversionistas que puedan insertarse de manera inmediata a la economía del país. Carecemos además, de un plan de largo plazo” advierte.
Para revertir esta situación es necesario “hacer notar a El Salvador, volver al radar” explica Rodríguez, un esfuerzo que pasa por generar buenas noticias del país, leyes de nuevos incentivos, leyes que faciliten la inversión, mejora en infraestructura en las aduanas, la seguridad jurídica, apostar por la educación, hacer mejoras notables en seguridad y en el ambiente político.