Asia es al mismo tiempo una de las regiones más joven y longeva del planeta, pero esto no detiene su impulso. Con un 25% de personas entre los 15 y los 29 años, y un 8% por arriba de los 65, el continente asiático vive hoy la cúspide de su crecimiento económico y esto tiene una razón que lo explica: el grueso de la población de sus naciones está en plena edad productiva y ellos han sabido cómo aprovecharlo.
No es casualidad. Asia viene en un proceso de transición demográfica acelerada desde las primeras décadas del siglo pasado, cuando experimentó un aumento de la fecundidad en el periodo entre guerras y una baja significativa en las tasas de mortalidad.
Lea también: ¿Responsables para quién?
Sin embargo la tendencia cambió considerablemente en los ochentas, lo que según las Naciones Unidas marcó la transición demográfica más rápida y pronunciada de la historia. Así que si Asia vive hoy las mieles de un bono demográfico es porque ha tenido años preparándose para ello. El “Informe de seguimiento mundial 2015/2016: Los objetivos de desarrollo en una era de cambio demográfico del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), resume la estrategia del continente en tres aspectos: ejecutar reformas de sanidad y pensiones a tiempo; desarrollar medidas adicionales para aumentar la participación y la productividad de sus trabajadores; e invertir en la escolarización de los jóvenes, así como en su empleabilidad.
El ejemplo asiático es la antesala para visualizar las oportunidades que supone atender a tiempo un problema que hoy impacta a todas las economías del planeta y es que la población mundial está creciendo más despacio y envejeciendo a un ritmo sin precedentes, alertaba hace dos años el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Además: ¿Por qué la región sigue amando a las mismas marcas?
Según explicaba la entidad en 2014, luego de que la proporción de personas entre los 15 y 64 años aumentara durante cinco décadas, esta alcanzó su máximo en el 2012 y ya está comenzando a descender.
Por eso, hoy los países se enfrentan al reto de replantear sus sistemas productivos en función de sociedades más envejecidas; un desafío que bien planificado puede tener consecuencias muy favorables. “La transición demográfica es para todos los países, con independencia de la fase de desarrollo en que se encuentren, una formidable oportunidad de desarrollo”, explican el Banco Mundial y el FMI en su informe.
Si desea leer el reportaje a profundidad consulte nuestra edición de diciembre o ingrese al Kiosco Virtual Grupo Cerca y suscríbase gratis.