El especialista se refirió a la situación fiscal del país para hacer ver que las más recientes discusiones se encaminan hacia soluciones parciales. La Asamblea Legislativa, por ejemplo, siguen la línea de recortar el presupuesto de la República, y esto, para Orozco, solo disfraza el problema real, no lo ataca.
El director del Cinpe detalló que el problema de fondo se refleja en el crecimiento desmedido de un aparato estatal que no cumple con los objetivos para los que fue creado, pues se encarece y se vuelve ineficiente. Sin embargo, esta situación parece ser ignorada por la clase política.
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El origen de la crisis fiscal se remonta a los últimos años de la década de los 70, y desde esa época se percibía el problema de un aparato estatal paralelo a un creciente déficit comercial del país. El aparato estatal comenzó a ser diseñado desde antes de 1948 con la función de solucionar los problemas mediante la intervención estatal. Ejemplos de esto fue la creación del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), las políticas de educación pública y las universidades.
Sin embargo, esta corriente cambió en los 80. “Cuando se deja de evaluar si las entidades estatales cumplen con su objetivo, se convierten en un fin en sí mismas. El peor momento se dio en el segundo gobierno Arias Sánchez (2006-2010), cuando se generó un enorme crecimiento del aparato estatal como prevención a la crisis que azotó a los Estados Unidos. Esto aumentó el gasto para tratar de paliar la crisis”, explicó el académico.
Orozco comentó que lo anterior provocó un crecimiento en la planilla estatal para tratar de generar demanda en los sectores internos, pero más bien originó un Estado mucho más grande. “Es una medida contradictoria, porque pretende paliar una crisis a corto plazo, pero genera una crisis de mediano y largo plazo, con grandes rigideces para ser atendida”.
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Según el académico, el error fue que se dejó de evaluar el desempeño del aparato estatal, entonces surgieron medidas paliativas de corto plazo como el recorte de gastos superfluos y maniobrables. Pero a veces, el recorte de gastos más bien limita las pocas capacidades de ejecución de algunos programas que sí cumplen con sus objetivos.
Asimismo, puntualizó que no se trata de despedir a la gente, ya que se afronta un desempleo cercano al 10%; más bien, pensar una estrategia de reestructuración del Estado, en donde el funcionario público se traslade a una nueva institución u otros sectores, pero fundamentado en un proceso para generar las capacidades y condiciones necesarias. Esta estrategia no debería estar planificada a un plazo menor a los diez años, según los cálculos de Orozco.