Mariela Montero S.
“A diferencia de otras profesiones el árbitro sabe cuándo se equivoca instantáneamente, pero no puede salir tomar agua y decir va de nuevo, porque inmediatamente debe estar listo para enfrentar otra situación igual o más compleja” señala Álvaro Merino, coach de deportistas y académico de la Escuela de Estudios Universitarios del Real Madrid.
Según Merino la razón de que Carlos Velasco Carballo, uno de los diez mejores árbitros del mundo, tenga esa distinción no es su habilidad técnica sino su capacidad de gestionar emocionalmente situaciones de alta complejidad. Y precisamente esa es una capacidad que muchas veces no se contempla en las compañías.
En la ponencia “Entrenando la felicidad” el coach detalló cuatro claves que permiten construir un modelo de éxito profesional y personal basado en la felicidad: enfocarse en los valores, concentrarse en las habilidades y no en las debilidades, gestionar la emoción y trabajar el optimismo.
A las lecciones de liderazgo Italy Talgam, director de orquesta y conferencista, agregó la necesidad de la armonía.
Sucede que antes de iniciar un concierto cada músico calienta y entona su instrumento, ahí, detalla Talgam, se escucha el caos. “Esta es la condición humana. Cada uno está en su propio interés, pero luego entra el conductor y con un pequeño gesto, sucede un milagro: todas esas miles de voces se convierten en una sola y nace el primer sonido organizado”.
Pese a la habilidad del director para sincronizar su orquesta, Talgam reconoce que al igual que en las compañías, una mala dirección puede estropear o dificultar el concierto. En un recorrido por cuatro maestros de la música el experto detalla cuatro tipos de liderazgo:
- El director súper controlador: Este puede lograr un gran sonido pero termina limitando el potencial de los músicos ya que no permite nada que se salga de su control.
- El director pasivo: También existe el conductor que se limita a seguir las partituras, aunque tiende a dar más libertades que un “jefe” controlador puede volverse aburrido y poco retador.
- El director confiado: Aunque la mayoría de empleados quisieran estar bajo un liderazgo de este tipo puede volverse más cansado, ya que al no tener alguien que les esté diciendo cuando entrar, cada uno debe entender el proceso claramente y saber siempre el momento justo para conectarse.
- El director que no dirige: Un último caso es lo que Talgam denomina “conducción sin conducir”, este es el director del diálogo. Lo que busca es delinear el proceso pero además el contenido, es aquel que entiende que la interpretación puede variar sin alternar el mensaje y que da libertad a sus músicos pero sin abandonarlos.
Ambos expertos revelaron sus lecciones de felicidad y liderazgo el pasado 27 de febrero en Costa Rica durante el Talentum Fest 2015, un evento que a través de conferencias de alto nivel, talleres y actividades artísticas y lúdicas, buscó impulsar en los participantes la acción de cambios a nivel personal, organizacional y en la sociedad.