En el último quinquenio la finca Malraud, ubicada a 40 minutos de Tegucigalpa en el Distrito Central de Honduras, ha logrado un crecimiento exponencial gracias a la diversificación del negocio, que se combina entre el cultivo de café especial, producción de ornamentales, y maderas preciosas.
Humberto Maldonado Raudales, gerente general de Malraud sostiene que esta diversificación de productos se ofrece al mercado local e internacional, bajo un esquema sostenible, cuya conciencia ambiental se rige en un manejo holístico y un formato de policultivo.
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Asimismo, se detalló que la compañía, además de crecer a nivel local, tiene el mercado de cafés especiales en Estados Unidos e Inglaterra como sus clientes con nichos específicos, los que buscan la venta directa con esta finca, llevando el grano directamente del cultivo a la taza de sus clientes. También reciben pedidos de muestras del mercado asiático y suizo, los cuales están en proceso.
Por otro lado, el directivo asegura que una de las bases para triunfar es la investigación, tanto en campo como de mercado. Por ello reconoce que se tomó años en investigar que el entorno del cultivo de flores incide en las cualidades de la taza de café.
“El productor debe ser investigador de sus propias fincas y conocer realmente sus propios recursos (fauna, insectos y hongos benéficos, record anual climático y de plagas) para mantener las fincas autosostenibles”, refirió.
En cuanto al mercado, Maldonado Raudales detalla que el principal desafío fue conocer e identificar un mercado que buscaba cafés especiales y conocer la sensibilidad de precio del consumidor dispuesto a pagarlo. “Resumiríamos estas cualidades en disciplina, dedicación y perseverancia”, dijo el empresario.
Para Maldonado una plantación de café no sobrevive por sí sola, por ello, no se debe visualizar el café como la única fuente de ingresos sino más bien como parte de un sistema e incorporar nuevas líneas de productos.
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Además, refirió que el precio de café es muy variante y por ello, para tener éxito se debe ser muy detallistas en estudiar costos de sus operaciones de beneficiado, secado y comercialización.
Los nuevos productores también deben ser dinámicos y abiertos a los cambios dentro de sus fincas- “Debemos aprender a mutar rápidamente en base a las exigencias del mercado nacional e internacional porque los cambios son permanentes”, recalcó.
En el corto plazo, se prevé que la Malraud inicie un programa social, con un enfoque en escuelas con educación tecnológica, cuidados del medio ambiente y apoyo en infraestructura.
También se busca seguir trabajando en el esquema de policultivo con nuevas líneas productos a los que se puede dar el valor agregado; y ser un centro experimental de manejo orgánico que sirva de ejemplo para otras fincas y además de dar a la propiedad un sentido turístico educacional cercano a la capital.