*Por Maria-Isabel Reneau
El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, tomó la posición como jefe de Estado por segunda vez el 27 de enero de 2018 en el Estadio Nacional de Tegucigalpa, en medio de protestas por lo cual la oposición lo llama un fraude electoral.
La toma de posesión ocurrió el sábado y se estima que más de 30 muertes que han sucedido están relacionadas con la agitación política en el país desde finales de noviembre; la mayoría de las víctimas estaban en contra del presidente porque decían que él amañó el voto para vencer al candidato de oposición, Salvador Nasralla.
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Hernández, acusado de robar las elecciones presidenciales para consolidar lo que los críticos califican como una dictadura, había prometido una austera y breve inauguración el sábado. Hablando con los partidarios que estaban reunidos en el Estadio Nacional, prometió trabajar para crear empleos, combatir el crimen violento y combatir la corrupción.
“Prometo cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes”, expresó Hernández durante el juramento. Se comprometió a mejorar la seguridad, invertir más en salud y en educación. “Frente al pueblo hondureño, me comprometo a desarrollar un proceso de reconciliación entre todos los hondureños como debe ser”.
La ceremonia se vio empañada por grandes enfrentamientos en el exterior entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes; las fuerzas dispararon gas lacrimógeno contra los mostradores que marchaban hacia el evento. En medio estaba Salvador Nasralla, quien se negó a aceptar los resultados de las elecciones.
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“Las protestas no terminan hoy, esto va a ser permanente,” afirmó Nasralla, quien está al lado a la presidencia por la izquierdista Alianza de Oposición Contra la Dictadura. Aseguró que permanecen en la lucha para rescatar al país de la dictadura.
Hernández es el primer presidente en ser reelegido en Honduras, otra razón por la cual las personas protestan contra él. La constitución de la nación prohíbe a los presidentes obtener un segundo mandato. En el 2009, Hernández y sus aliados depusieron al presidente izquierdista Manuel Zelaya por considerar la reelección; en 2015, Hernández ganó un fallo de la Corte Suprema para evitar la prohibición.
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El jefe de Estado, que ha apilado instituciones gubernamentales incluyendo a la Corte Suprema con aliados políticos, dijo a la nación el sábado que no buscará un tercer mandato.