*Por Felipe Castro Truque, Innovación Caricaco
En la edición pasada compartí una ‘Carta a las empresas’, en la que les pedí tener una visión de apoyo, seguimiento y capacitación hacia sus colaboradores. Enfoque donde el diseño de productos, servicios y procesos de transformación digital, esté centrado en el ser humano y en función de nuestra humanidad compartida. Un abordaje ético para crear valor integral para la empresa y la sociedad, y una forma para diferenciarse y apostar por éste factor como punta de lanza para sus procesos de innovación.
Unos días después, durante un evento al que asistí, un consultor invitado como experto y expositor, se dejó decir a la audiencia que él le recomienda a las empresas NO capacitar a sus empleados. Su justificación es que las nuevas generaciones tienden a cambiar más de empresas, a pasar menos tiempo en ellas, y que capacitarlos no es una buena inversión.
Dado este panorama, de una visión miope de algunos “expertos”, esta carta la hice pensada en usted: persona, ser humano, joven, viejo o por nacer. Trabajador u accionista, o director, jefe, ejecutiva, creativo, consultora, y misceláneo. Usted, es el centro de toda organización. Sin las personas, las empresas no existen. Somos nosotros quienes llevamos los valores a nuestro puesto y lugar de trabajo, también somos los que programamos algoritmos e inventamos robots.
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Decía el astrónomo Carl Sagan, creador de la serie Cosmos, que “La curiosidad y el afán de resolver dilemas constituyen el sello distintivo de nuestra especie”. Éstas características son la fuerza que mueve toda organización humana, y muchos de los dilemas que enfrentamos hoy, son de carácter ético. Respeto, solidaridad, son ejemplos de un marco ético en nuestras vidas, personales y profesionales. Creo que la ‘Fuerza’ nos acompaña y que, al mejor estilo Jedi, somos la resistencia. A los abusos, a la injusticia, a la corrupción, a los gobiernos despóticos y represivos, y a los sistemas disfuncionales. También somos la respuesta, creando nuevas propuestas de innovación para enfrentar retos y cambiar paradigmas.
Hablar de la Inteligencia Artificial (IA) está de moda. Los robots, algoritmos, ‘blockchains’ y realidad aumentada invaden el mundo, y millones de personas se quedan sin trabajo a raíz de la automatización. La tecnología elimina puestos claro, pero crea otros. No es que hay escasez de plazas sino de habilidades técnicas para ocuparlos. Entonces, ¿para quién es el futuro que estamos creando?
Según el Freelance Report 2017, en sólo 10 años, la mayoría de la fuerza laboral de los EEUU trabajará de forma independiente, como ‘freelance’. Y de acuerdo al reporte del Oxford Internet Institute, durante el 2017 las grandes empresas aumentaron en un 26% el uso de plataformas de búsqueda de talento freelance. Estas empresas necesitan profesionales en nuevas disciplinas y algunas que todavía no existen: científico de datos, directora de conocimiento o, vigilante online y delegados de protección de datos, son algunas de las profesiones más apetecidas.
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Sin inteligencia humana, no existe la inteligencia artificial. Y en esta línea, investigaciones del Foro Económico Mundial indican que las habilidades técnicas no son suficientes y que debemos prepararnos también en habilidades blandas. Pensamiento crítico, capacidad para resolver problemas complejos y para negociar, inteligencia emocional, trabajo en equipo, orientación al servicio, son algunas de estas características que se necesitan para tener éxito en el trabajo actual y sobre todo para el futuro.
Nuestra apuesta en Carïcaco, es para las personas que cultivan la Inteligencia Emprendedora (IE), porque ellos tendrán mayores capacidades para cambiar junto a la evolución de su entorno. Esta inteligencia combina habilidades técnicas y blandas, y radica en prepararse de forma continua. Es tener mentalidad de crecimiento y crear equilibrio entre mente y corazón, conocimientos y pasión. Esta inteligencia atraviesa, transversalmente, toda actividad económica humana y genera nuevo valor a la sociedad, tanto en utilidades como en impacto. Sus proponentes son personas ambiciosas y éticas, son sensibles al mundo que los rodea, trabajan en una empresa y quieren sobresalir, o están dispuestos a tomar nuevos riesgos y trayectos.
Hagamos una pausa en el camino. Estamos en un punto de inflexión porque, raíz del comportamiento humano, estamos ante la sexta extinción masiva de especies en la Tierra. ¡En menos de 35 años no habrá peces que comer en el mar! Seamos conscientes de los hábitos que nos trajeron a este caos y de nuestra responsabilidad. Bien decía Albert Einstein que no podemos resolver los problemas de hoy con el mismo pensamiento que nos trajo a ellos. Tampoco con las mismas empresas, instituciones y sistemas. Por eso los invito a desarrollar la inteligencia emprendedora, a combinar capacidades técnicas y de empatía. Cada intención, decisión y acción debe ser una en que siete generaciones hacia adelante vuelvan a ver para atrás con agradecimiento y orgullo. Trabajemos por un planeta distinto, por una metamorfosis colectiva y una humanidad nueva: sensible, sostenible y próspera. De nuestra inteligencia emprendedora depende la sobrevivencia de nuestra civilización.