Marcela Jiménez
El último censo de población realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censo de Costa Rica reveló que La Carpio, el asentamiento de inmigrantes nicaragüenses más grande de Centroamérica, alberga a unas 19.000 personas en 23 Km2. Sin embargo, las estimaciones de distintas organizaciones concuerdan con que ese número supera los 25.000 habitantes.
Las necesidades formativas de la comunidad y la iniciativa de una de sus vecinas, Alicia Avilés, de formar una orquesta sinfónica en La Carpio sentaron las bases para gestar el Sistema Integral de Formación Artística para la Inclusión Social (Sifais), que nació como un programa de responsabilidad social de la agencia tica Eureka Comunicación.
Según comenta Maris Stella Fernández, fundadora del Sifais y dueña de Eureka, el proyecto arrancó con 3 voluntarios, 50 niños y tres talleres de flauta, guitarra y percusión. Hoy, el programa tiene 630 niños matriculados en 124 talleres semanales, que incluyen deportes, computación, música y enseñanza de idiomas, impartidos por más de 200 voluntarios.
El Sifais además funciona como una plataforma de responsabilidad social, tanto para el propio Eureka que dona medio tiempo de Fernández al proyecto, más dos profesionales encargadas de la logística y la comunicación, y para otras empresas que se han aliado en la donación de dinero e instrumentos, así como en la impartición de algunos talleres.
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De esta forma, el Sifais clasifica a sus aliados empresariales en cuatro tipos: Aire, Agua, Tierra y Fuego. Los primeros son aquellos que donan al proyecto US$10,000 al año, los segundos son los que aportan con el doble (US$20,000), los terceros son los que dan US$40,000 y los cuartos son aquellos que aportan el doble de estos. Finalmente, los patrocinadores Luz son aquellos que trabajan de lleno en el proyecto.
Cueva de luz. Desde un inicio, el programa, bajo el nombre Cueva de Luz, se ha ejecutado en un salón comunal perteneciente a una iglesia evangélica que opera en la comunidad. Ante el crecimiento del mismo, el Sifais debió gestionar la adquisición de un nuevo terreno para construir un nuevo centro.
El 26 de junio del 2014 arrancó la construcción de dos edificios de cuatro pisos cada uno. Se trata de una edificación diseñada como “un sistema ligero en madera”, y actualmente es el edificio de madera más alto de Centroamérica. La nueva Cueva de Luz tuvo un costo superior a los US$500 mil, los cuales fueron recolectados a través de donaciones.
“En vista de lo que se necesitaba albergar acá, se decide hacer un edificio abierto, multifuncional, que pueda tener distintos usos y ocupaciones, por la naturaleza del programa se buscó que fuera lo más flexible y adaptable posible”, comentó Michael Smith, co-director de la firma Entre Nos Atelier, arquitectos encargados de la nueva Cueva de Luz.
Actualmente, una de las dos naves está por terminarse, y se espera que la otra esté lista para el próximo 2 de agosto. Fernandez recalcó que aún se necesitan recolectar US$120,000 para finalizar la segunda nave, por lo que hace un llamado a las empresas para sumarse al proyecto.
Fotos: Isaac Fonseca