Detrás de cada avioneta que cae con droga, o cada lancha que no llega a su destino, hay comunidades en la región cobrando la factura de un estado ausente. La estela del narcotráfico no perdonó a los países del istmo.
Por: Juan Manuel Fernández
¿Se quiere ganar diez mil dólares solo por un viaje?” Le preguntan al capitán de una embarcación para hacer un especial servicio: recibir droga clandestinamente y transportarla de un puerto a otro. Eso es todo. Será solo una vez. El marinero se enamora y nunca encontrará la forma de salirse. Ahora conoce la estructura. Maneja las rutas. Es un soplón potencial. Su contrato es de por vida. Es un esclavo más de la corporación ilegal más grande que transita por Centroamérica: el narcotráfico.
Y esa historia se replica una y otra vez en nuestras comunidades. Y la economía informal gana clientes.
“Por un lado, el narco produce daños sobre los individuos, las comunidades, los negocios, las instituciones y la democracia. Pero por otro, paradójicamente, es un sector dinámico, generador de riqueza y de empleo”, como lo dictaminó el Área de Reducción de la Pobreza, ODM y Desarrollo Humano del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). ¿Hay forma de medir lo que el tráfico de narcóticos le ha hecho a la región? Una mejor pregunta: ¿hay forma de pararlos?
Estados Unidos se une a Honduras en el combate del narco
El narcotráfico ha cercenado el desarrollo humano. Sí, desarrollo humano: todo lo que una persona tiene acceso a hacer para disfrutar de una vida prolongada y saludable; a la educación y a un nivel de ingresos decente. Pero cuando esto no se cumplió en ciertas zonas, hubo quienes sí estuvieron dispuestos a otorgarlo. Por lo menos, la fuente de trabajo.
No hay Estado en el mundo inmune al narco. Nadie se puede “blindar” por completo. El narcotráfico no es solo un fenómeno social. Es un mercado. Hay actores integrados vertical y territorialmente. “Esto es una actividad económica profundamente lucrativa, un mercado marca “diablo” que es ilegal y que ha generado un emporio de actores ultra poderosos con capacidad de competir con ciertos Estados por ciertos territorios”, opina el Director del Estado de la Región, y politólogo experto, Jorge Vargas.
“Ellos (los narcos) han entendido mucho mejor que nosotros y el mismo gobierno, cuál es el sentido comunitario y las relaciones entre ellos; su lógica, y sus necesidades”. Vinicio López Maldonado, coordinador Pastoral Social de San Marcos, Guatemala
La peor ubicación
Para la Oficina de Drogas y Crimen de Naciones Unidas, el porcentaje de cocaína que pasa por Centroamérica, sea a través de costas, fronteras o la vía aérea es cada vez mayor y ronda el 90%. “El valor añadido de la cocaína que atraviesa el corredor de América Central podría aproximarse al 5% del Producto Interno Bruto de esa subregión” dictamina.
GALERÍA: Atrapados en la ruta del narco
La cocaína que se dirige a EE.UU., ha pasado por Centroamérica desde la década de los setenta.
Lo reclamaba el vicepresidente de Nicaragua, Omar Halleslevens el día que habló sobre la captura de falsos periodistas de Televisa en su país este año: “el narcotráfico no es un fenómeno nuestro, no lo hemos buscado”. Pero ese aumento desmesurado del consumo hace que las cuantiosas ganancias del narcotráfico se empleen en otros negocios ilegales como la venta de armas, la prostitución y bandas dedicadas al secuestro y la extorsión.
Centroamérica tuvo la mala, malísima suerte de ser un puente natural entre productores y consumidores de droga. Fortaleza histórica para temas comerciales y turísticos, la geopolítica de la región y su vulnerable situación social fue el eslabón que los grupos del crimen organizado requerían para cumplir sus efectos.
“Nuestra ubicación es la peor” dijo Vargas. Pero además de eso, “a los narcos les conviene la pobreza”, como complementa el activista católico del departamento de San Marcos, Guatemala, Vinicio López.
¿Qué tan duro azota el comercio ilícito a Centroamérica?
Entonces, en lo macro, el narco se expande como un virus pluriofensivo. Genera un clima de inseguridad en la región, lo que ahuyenta la inversión. Genera competencia desleal porque la gente prefiere refugiarse en el empleo ilegal de la droga en lugar de las fuentes formales de trabajo.
Es además una actividad que busca y recluta clientes que se convierten en adictos, lo que enferma a la sociedad. Genera burbujas económicas, con la sobre valoración de propiedades. “Un narco para lavar dinero genera una estructura societaria y afecta la plusvalía del sector inmobiliario” ejemplifica Mauricio Boraschi, Comisionado Nacional Antidrogas de Costa Rica.
Si desea leer el artículo completo, haga clic aquí.
Además en nuestro especial:
– 10 personajes que marcaron a la región en la última década
– ¿Qué movía a los mercados regionales hace 10 años?
– ¿Cuáles son los principales cambios de la región en la última década?