Muchas de las señales que recibimos nos indican que poco a poco nos estamos adentrando en una nueva era para el trabajo. La Cuarta Revolución Industrial, los increíbles avances que brinda la tecnología, están modificando los esquemas del trabajo tradicional.
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Por un lado, hay que considerar cómo la automatización sigue ganando terreno, lo que hace que algunos trabajos sean susceptibles de desaparecer.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el auge de la tecnología va a implicar que el mercado laboral demande habilidades más sofisticadas, que complementen a las máquinas. Entre estas habilidades no están únicamente las socioemocionales (saber comunicarse, tener empatía, capacidad de trabajo en equipo y de liderazgo, etcétera), sino también las habilidades analíticas más complejas (saber aprender a aprender, tener capacidad de resolver problemas, tener habilidades de emprendimiento).
La otra gran tendencia es la de la economía gig. Empresas como Uber, Lyft o Cabify, plataformas como UpWork o Workana, se han introducido en el día a día de millones de personas en todo el mundo, también en nuestra región y los países deberán adaptarse a esta nueva realidad.
Así, vemos que las amenazas han sido, probablemente, las grandes protagonistas en el debate incipiente sobre el futuro del trabajo. Sin embargo, merece la pena observar este tema analizando las oportunidades que trae consigo. En el caso de América Latina y el Caribe, el rezago tecnológico da un margen de maniobra a los hacedores de políticas con el que quizá no cuentan en los países más desarrollados.
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Mientras tanto, el BID resalta que para triunfar en la era de los robots, los países de América Latina y el Caribe necesitan invertir en su capital humano. Expertos de la entidad aseguran que para pasar de la teoría a la práctica, el el primer paso consiste en observar la tecnología como la solución y no solo como el problema.
En el nuevo mercado laboral, en el que el ‘trabajo para toda la vida’ será la excepción, los trabajadores necesitarán redes de protección y apoyo para sus transiciones laborales. Por suerte, ya estamos viendo cómo surgen esfuerzos que buscan ofrecer a los buscadores de empleo mecanismos más rápidos y eficientes para acceder a las mejores vacantes.
En Corea, por ejemplo, los servicios públicos emplean tecnología que permiten a un trabajador acceder a toda la oferta de vacantes desde su teléfono. En Bélgica, es posible incluso encontrar mentoría a través del celular.
Así, los trabajadores necesitarán acompañamiento en sus transiciones laborales y también mecanismos que les permitan actualizar sus habilidades constantemente. Lo cierto es que el mundo del trabajo muta con rapidez.
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Los sistemas educativos que proporcionan conocimiento darán paso probablemente a sistemas que enseñen a aprender, combinando trabajo con aprendizaje a lo largo de la vida. En este sentido, es muy relevante los avances de empresas como Linkedin que están tratando de sacar partido al big data para conocer y anticipar las demandas de habilidades del sector productivo.
*Con información del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).