Marcela Jiménez
La ambición y el miedo corrían por las venas de Anakin Skywalker momentos antes de convertirse en el mítico Darth Vader. Su sed de poder creció al punto de considerarse más poderoso que su propio maestro y el miedo de perder lo que tanto amaba lo hizo débil ante el lado oscuro.
Anakin, el Jedi elegido para restablecer el equilibrio, tomó muchas malas decisiones, sobrepasando los límites de la legalidad y dejando serias consecuencias bajo su paso.
La historia de Star Wars no es ajena a la realidad empresarial. Como el joven Skywalker, los altos jerarcas trabajan bajo presión, con muchas expectativas sobre sí mismos y mucho miedo de no cumplir con sus objetivos, pero ¿qué otros factores desvían a estos funcionarios de su mandato inicial?
Para la gerente de Reclutamiento de Manpower para Costa Rica y Honduras, Dahiana Arias, sin duda la competencia entre compañías aumenta la presión y hace que los gerentes busquen obtener mejores resultados en un tiempo más reducido. Esto, señaló Arias, va ligado a los valores, principios y habilidades que se requieren para una posición de mando.
Otro factor de peso recae en las promesas que hizo antes de asumir la posición, cuando sus posibilidades son completamente diferentes a las que creyó tener, lo cual aumenta la presión y, por ende, aumenta la vulnerabilidad a perder la cabeza para obtener resultados, según sostuvo Arias.
El CEO de 2016
Los escándalos expuestos en 2015 ponen al desnudo la urgencia de cambiar los estilos gerenciales tradicionales, y destapan algunas luces de las cualidades que deberá tener el CEO del futuro.
¿Cómo sobrevivir a un escándalo corporativo?
Para el socio líder de Consultoría de Deloitte Costa Rica, Federico Chavarría, lo primordial es que el CEO tenga desarrollada la habilidad de planificar adecuadamente, porque “establecer resultados realistas y un control periódico de estos, contra lo planificado, es esencial para corregir a tiempo las desviaciones que de seguro se darán entre lo esperado y lo obtenido”, apuntó. Chavarría también aseguró que permitiría reducir las posibilidades de hacer movidas “indebidas” dentro de la organización.
Parte de esto viene implícito en la segunda competencia vital de un CEO, que es la capacidad de asumir responsabilidades sobre los resultados de la organización, indistintamente de si estos son favorables o no. Chavarría lo resumió en la siguiente frase: La responsabilidad no se delega ni se evada, se asume. “Por lo tanto los CEOS son responsables finales de los resultados y del desempelo de la organización”, insistió.
La gerente de ManPower también reconoció que el CEO debe aprender a trabajar bajo extrema presión, así como a manejar adecuadamente las crisis cuando estas se presentan.
Para conocer las demás cualidades que evitarán que el CEO se pase al lado oscuro, consulte aquí la versión digital de la Edición 102.