Más de 200 mil salvadoreños amparados al TPS, que trabajan y radican en Estados Unidos, se enfrentan hoy a una cuenta regresiva de 18 meses en los que deben buscar una forma de legalizar su estatus en dicho país, regresar a El Salvador, un país azotado por la delincuencia, las pandillas y con déficit de empleo; o quedarse de manera ilegal en el país norteamericano que ha sido su hogar desde hace más de 20 años. Según analistas, los tres escenarios pueden ser los panoramas que los salvadoreños se planteen como recurso a su situación.
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Como primera opción los salvadoreños podrían buscar que las empresas en las que trabajan los soliciten para cubrir plazas y de esa manera obtener un permiso legar de trabajo en ese país o bien buscar otras vías legales para residir de manera permanente en dicho país.
Otra de las alternativas de los connacionales podría ser quedarse de manera ilegal, buscar ciudades santuario donde puedan hacer trabajos que les permita mantenerse y enviar dinero a sus familiares.
El tercer panorama sería el retorno de los salvadoreños a su país de origen, esto podría tener un impacto importante en el envío de remesas, además de incrementar el índice de desempleo. Aunque de acuerdo a los expertos no se espera un efecto a corto plazo o inmediato en la disminución de llegada de remesas, si no que va a tomar un periodo de tiempo en el que cada familia buscará la manera de resolver individualmente su situación.
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Otro tema que preocupa a los expertos es el de los niños nacidos en Estados Unidos, hijos de salvadoreños amparados al TPS. En este caso las opciones no son muy alentadoras tampoco pues cualquier panorama, que no sea el de legalizar la situación de los padres, implica la desintegración familiar.
Sin embargo tanto expertos como autoridades salvadoreñas han llamado a guardar la calma y han pedido a los salvadoreños buscar asesoría legal y realizar los procesos debidos para poder legalizar su estatus.