Pese a las dificultades y escepticismo de muchos, el interés sobre las criptomonedas sigue aumentando y cada vez son más las personas que se interesan por comprender cómo funcionan y cómo pueden participar en este proceso tecnológico.
Ante este panorama, los expertos en finanzas aseguran que es necesario abordar los principales retos que tendrán que enfrentar este tipo de divisas con la finalidad de aumentar su extensión de uso.
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1. Comprensión, reputación y publicidad
Desde su aparición, las criptomonedas han gozado de fanáticos y detractores. Sin embargo, la conjunción de la velocidad del desarrollo de esta tecnología y la falta de información fidedigna han distorsionado los hitos de estas controvertidas divisas.
Por ejemplo, ha habido casos de personas que perdieron tokens al intentar realizar una transacción y que introdujeron sus datos en programas basados en malware o phising que reemplazaron la dirección de un sitio de intercambio con uno fraudulento.
Además, tiende a haber desconocimiento sobre las más de 1,400 criptomonedas, y algunas personas no logran diferenciar entre un securitized token, utility token, o un currency token. Según los expertos, estas diferencias serán importantes para el consumidor y los participantes del mercado, y principalmente, para los reguladores.
2. Complicaciones técnicas
Las criptomonedas han aumentado su popularidad, tanto así que hay jornadas en las que se añaden más de 100,000 usuarios por día en sitios de intercambio como Coinbase, Binance, Bittrex, Bitstamp y Kraken.
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Según un reporte, octubre pasado el sitio Coinbase llegó a los 13.3 millones de usuarios, hito que no solo refuta la idea de que hay pocos usuarios de criptomonedas, sino que permite reconocer que se ha incrementado el riesgo sistémico del colapso de un sitio o sistema dados los problemas de conexión de banda ancha, ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS) o el tamaño de la Blockchain.
3. Ciberseguridad
Los delincuentes han adaptado su modus operandi para tomar ventaja de la popularidad de las criptomonedas. Éste se disparó desde 2013, a medida que los bitcoins aumentaron rápidamente de valor y demanda. En un inicio, el objetivo fue robar las contraseñas de los usuarios de bitcoin, a lo que siguió el ataque a billeteras de criptomonedas. Posteriormente, se sofisticaron los malwares con el fin de robar criptomonedas, atacar páginas de intercambio.
Últimamente, los cibercriminales secuestran recursos informáticos para minar criptomonedas y utilizan métodos de ingeniería social para convencer a los proveedores del hosting de sitios web de que son los verdaderos dueños de dominios clave. Por ello, hay que considerar que los riesgos adyacentes a estas tecnologías son cada día mayores y seguirán incrementándose, ya que cada día tendrán más nodos y actores por la hiperconexión.
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4. Lavado de dinero
Varios bancos centrales y comerciales, así como gurús inversionistas, han desestimado e incluso prohibido las transacciones de criptomonedas, dada su naturaleza imposible de rastrear y su reputación de ser medios para actividades delictivas.
Por ahora, existe una dura batalla entre las percepciones y realidades de las criptomonedas para diagnosticar las proporciones de sus fines.
5. Regulación
A nivel internacional, los reguladores financieros pusieron la mira en las criptomonedas en 2017, y parece que 2018 será el año en el que varios países emitirán regulaciones al respecto. Mientras que en países como Estados Unidos las autoridades federales han elegido emitir comunicados, pero sin crear marcos regulatorios integrales; y en México se espera que pronto se apruebe la Ley FinTech, la primera regulación sui géneris del sector, por lo menos en Latinoamérica.
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Lo reguladores tienen frente a ellos una industria que rompe con paradigmas económicos, legales y sociales tradicionales. Una reacción natural y fundada en el temor al cambio podría ser una política prohibitiva, pero, ¿cómo prohibir una red descentralizada?
En síntesis, prohibir las criptomonedas implica prohibir el internet y las matemáticas, tarea que no solo parece imposible, sino que también es ilógica al entender los amplios beneficios de esta tecnología.
* Con información de Foro Económico Mundial