Johanna M. Camargo
Al menos así lo visualiza Carlos Muñoz, director en México de la escuela EN Real Estate. De su experiencia extrae que en toda Latinoamérica ocurre este mismo escenario, porque toda la estructura de este negocio se está sofisticando a pasos agigantados.
Muñoz dice que se pasó de una época en la cual el constructor levantaba obras sin instrumentos financieros, por una donde se financia con créditos puentes, y sustenta sus estrategias en estudios de mercado y herramientas de marketing.
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José Villarreal, co-fundador de Orange Investment, va más allá e indica que existe más capital para invertir. A su juicio, el desafío es adelantarse a los tiempos en el tema de diseño, y tener la capacidad para captar esos fondos.
Aciertos. Entender que la demanda cambió demográficamente y sicográficamente, construir proyectos de la mano del urbanismo y gestar un negocio rentable que sea sustentable a largo plazo, son los aciertos actuales de los desarrolladores inmobiliarios en la región sostiene Ignacio Torres, socio fundador y Director de Operaciones de Grupo 4S.
La industria dedujo que no tiene que poner sus ojos en la oferta, sino en entender las nuevas preferencias del consumidor, desglosa el empresario. “El mercado es el único que te dice qué está pasando, y es que la tasa de homosexuales creció, así como el número de divorciados y de parejas que no quieren tener hijos y hay que construir para esos nichos. La demanda se transformó, y adecuarse no es una opción, sino el único camino”.
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Desaciertos. Adquirir tierra sin considerar el valor residual de desarrollo, tomar decisiones de diseño en función de criterios arquitectónicos y estéticos y no de negocios y planear productos que se comercializan a través de urgencia circunstancial y no urgencia emocional, son los errores en la etapa de conceptualización de los desarrollos inmobiliarios, enlista Muñoz.
En su intervención en el I Encuentro Latinoamericano de Desarrolladores Inmobiliarios (ELDI), Damian Tabakman, uno de los pensadores inmobiliarios más influyentes en Latinoamérica, dio un balance de los retos de la industria inmobiliaria en la región.
“La realidad Latinoamericana ha demostrado que es atípica por su volatilidad. A diferencia de las economías desarrolladas, se viven tormentas económicas impredecibles con mayor recurrencia y profundidad. En lugar de buscar evitar las mareas malas, la capacidad que deberían buscar los desarrolladores inmobiliarios es la de resiliencia anticipada. El reto será preparar al modelo de negocio de la empresa -y su trayectoria de crecimiento- a través de la neblina constante de los mercados”, cierra Muñoz.